Creo que casi todos recordamos la famosa fabula del teléfono roto, en la cual una persona trata de comunicarse con otra, pero, por razones técnicas la comunicación es constantemente interrumpida y las personas solamente reciben parte del mensaje que su contraparte quiere transmitirle. Según la versión que yo conozco, ambos realizan acciones totalmente diferentes a lo esperado lo cual provoca serios problemas.

En los tiempos que corren actualmente, luego de haber pasado por casi 2 años de movilidad restringida que nos obligó a desarrollar habilidades de comunicación usando herramientas de video conferencia y aplicaciones para teléfonos inteligentes, que nos permitieran estar en contacto con las personas de nuestro circulo de influencia, sean estos familiares o colegas de trabajo, el síndrome del teléfono roto permanece.

Parece increíble que con las facilidades con las que hoy contamos aún tengamos problemas para comunicarnos adecuadamente.

Una anécdota:
El gerente general acuerda con sus direct reports tomar acciones con respecto a una necesidad de automatizar un proceso y así externado en una reunión presencial. Atención, en reunión presencial se acuerda esta decisión.
Sin embargo, 2 personas de su equipo toman la iniciativa de llevar a cabo el proyecto con un proveedor sin comunicarlo al resto del equipo. El resultado: Fracaso.

¿Dónde estuvo el error? Yo creo que no se cumplió con lo más importante de la reunión: Definir un responsable.

Si vos estás iniciando tu camino en el fascinante mundo del liderazgo de equipos corporativos, te sugiero que, cuando tengás acuerdo con tu equipo sobre el inicio de un nuevo plan, acción, iniciativa, servicio y un largo etcétera de distintas acciones que se puedan tomar, definás un “Líder de Proyecto” o “Papá de la criatura” para que solamente esta persona sea la interlocutora oficial del proyecto. Esto mitigará fracasos provocados por el síndrome del “Teléfono Roto”

Mejorar la comunicación, sin duda, dejará un mejor mundo que el que encontramos.